jueves, 4 de febrero de 2010

¿Por qué tenemos miedo a los robots?

La teoría del valle inquietante es un principio de la robótica sobre las respuestas emocionales de los humanos hacia los robots y otras entidades no humanas. Fue descrito por el robotista japonés Masahiro Mori en 1970. Este principio dice que la respuesta emocional de un humano hacia un robot hecho en apariencia y comportamiento muy similar al humano, incrementará positivamente y de forma empática, hasta alcanzar un punto en el que la respuesta emocional se vuelve de repente fuertemente repulsiva. Cuando la apariencia y comportamiento del robot se vuelven indistinguibles al ser humano, la respuesta emocional vuelve a crecer de forma positiva y se va aproximando a niveles de empatía como los de entre humanos.
Podemos apreciar la respuesta emocional de un sujeto humano ante el antropoformismo de un robot, según los resultados de Mori. El Valle Inexplicable es la región de respuesta emocional negativa para
un robot que parece "casi humano". El movimiento amplifica esta respuesta emocional.

Este bache o valle de respuesta repulsiva entre un robot con apariencia y comportamientos "casi humanos" y una entidad "totalmente humana" es lo que llamamos valle inquietante. El nombre surge de la idea de que un robot que es "casi humano" es visto de forma general por un ser humano como "extraño" y por esto resulta imposible alcanzar el requisito de una respuesta empática para la necesidad de una interacción humano-robot productiva.

El fenómeno puede ser explicado por la percepción de que si una entidad es suficientemente no parecida al humano, sus características humanas se verán más resaltadas, generando empatía. Por otro lado, si la entidad es "casi humana", sus características no humanas serán las que más se noten, creando un sentimiento de "cosa extraña" desde el punto de vista del humano.

Otra explicación es que los individuos enfermos y los cadáveres muestran unas anomalías visuales parecidas a las de un robot humanoide, por lo que causan la misma alarma y rechazo. Las anomalías de comportamiento y desincronización motriz son también indicativos de enfermedad, y desórdenes mentales o neurológicos y de nuevo evocan sentimientos negativos acertados. Un ejemplo de esto serían los zombies. Para verlo mejor la foto del robot-chica y el Homer humanizado son inquietantes.

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